miércoles, 20 de marzo de 2013




La Química es una ciencia relativamente joven. Comenzó a progresar a fines del siglo XVIII, después de la Física y la Astronomía. Con anterioridad, egipcios babilónios, chinos e hindúes
y, posteriormente griegos y romanos, acumularon muchos conocimientos prácticos:
- el aprovechamiento de los combustibles;
- la obtención de metales;
- la preparación de bebidas alcohólicas por fermentación;
- el curtido de pieles, etc.
Pero, como las experiencias no fueron acompañadas de mediciones sus teorías fueron predominantemente filosóficas.
Gran parte de los conocimientos de la antigüedad se perdió cuando las invasiones abatieron el imperio romano. Afortunadamente, rescatados por los árabes, se difundieron por Europa occidental durante la Edad Media. Se abrió así el período de la ALQUIMIA. Los alquimistas persiguieron dos grandes ilusiones:
- el elixir de la larga vida, que aseguraría la inmortalidad o, cuando menos, la eterna juventud.
- y la piedra filosofal, que transmutaba los metales comunes en oro
Desanimados por sus fracasos, los alquimistas se orientaron hacia la magia y la astrología. Sus escritos, de por sí embrollados, se enredaron, todavía más en virtud del misterio con que quisieron protegerlos. El engaño y el fraude desprestigiaron a la Alquimia.

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